18 de noviembre
La mentira más vieja del diablo
Dr. Neil Anderson
“Ofrecieron sacrificios a demonios, a dioses falsos que nunca antes conocieron; dioses nuevos, recién llegados, a los que jamás sus padres dieron culto. Olvidaste, Israel, a tu padre y protector; olvidaste al Dios que te dio la vida.” (Deuteronomio 32:17,18).
El movimiento de la Nueva Era cubre el ocultismo al describir la iluminación de la Nueva Era: «Tú no necesitas a Dios pues tú eres Dios. No tienes que arrepentirte de tus pecados y depender de Dios para salvarte. El pecado no es problema; basta con que desconectes tu mente y te sintonices con la gran unidad cósmica por medio de la convergencia armónica». La carnada de la Nueva Era es la mentira más vieja de Satanás: «Serás como Dios» (Génesis 3:5).
Esta sed de saber y poder ha llevado a la humanidad caída en pos de la guía de médiums y espiritistas, además de conducirlos a costumbres ocultistas como adivinar y adivinarse la suerte, leer las cartas tarot, lectura de las manos, tableros ouija, astrología, encantamientos mágicos y escritura automática. La gente que nos rodea ignora al Dios que los ama y quiere guiar sus vidas y, lo sustituyen, buscando la luz y la paz en el reino de las tinieblas. La paz puede hallarse únicamente en el Príncipe de Paz, no en el de las tinieblas.
No te dejes distraer por la perspectiva de saber y poder que aleja de Dios a tantos de nuestra sociedad actual. Aquellas personas como los «Simones» de Hechos 8:9,10 seguirán dejándose asombrar por los que practican la brujería de la Nueva Era. Otros, tales como los clientes de la esclava poseída por un demonio de Hechos 16:16-18, contribuirán al provecho de aquellos que ejercen el espíritu de la adivinación. Quienes buscan saber y poder en el lado tenebroso -al igual que esos ejemplos de la iglesia de los primeros tiempos- interferirán grandemente la obra de Dios, engañando a muchos por medio de las fuerzas de simulación que emplean. Otras personas tendrán sed de poder en tal medida que sacrificarán a los demonios (Levítico 17:7) y hasta llegarán a sacrificar a sus propios hijos a los demonios (Salmo 106:36-38).
Que las palabras del pasaje de hoy, arriba citado, nos vuelvan a la sobria realidad de que hasta los creyentes somos vulnerables y que nuestro enemigo puede alejarnos del saber y el poder de Dios.
Señor, rehúso participar con las potestades de las tinieblas. Tú eres mi vida y la luz de mi mundo.
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